La Mejor Foto Que Tome

[LA MEJOR FOTO QUE TOME]

Puntuación: +1+x

Autor/a: Dr_Niko_25Dr_Niko_25


La joven Amelia, apasionada y fascinada por los místicos cuentos de leyenda sobre magias, monstruos y criaturas imposibles. Conocida por sus amigos y allegados por su afinidad en tomar fotografías usando su cámara como forma de recrear la magia de sus cuentos de hadas de manera real, capturando lo bello, natural y fantástico del mundo, se encontraba armando planes para su próxima cacería de momentos increíbles los cuales inmortalizar con su cámara.

Su objetivo este día era lo profundo del bosque cercano a su colegio, siempre lo vio como un lugar con un toque misterioso y tranquilizante, aprovechando que ese día no tenía clases ni planes con sus amigos, se alistó, tomo sus objetos necesarios y salió de su hogar en dirección a aquella zona boscosa.

Tras llegar al bosque y adentrarse en este, Amelia notó que era, tal como lo imaginaba, un sitio lleno de verde a donde sea que mirases y un silencio profundo que de pronto era roto por el sonar del canto de las aves e insectos.

La joven se encontraba maravillada con lo que sus ojos veían, alegrándose al saber que ese día, en ese sitio, obtendría grandes fotografías que se verán de ensueño. Posterior a este pensamiento se enmendó en capturar sus bellos alrededores tomando varias fotografías en el proceso.

Pero, esto no le era suficiente para Amelia, necesitaba algo más grande que supere las demás fotografías tomadas. Así que ella pensó que podría hacer o a dónde podría ir mientras se adentraba más al bosque, continúo con su pensativa caminata hasta que se encontró de cara con una reja de metal que separaba el bosque de lo profundo y peligroso de su interior.

La chica supuso que podría haber mejores fotografías allí dentro, pero se lo reflexionó antes de escalar la reja debido a que esta existía, era por algo, para protegerles de lo que sea que habite más haya de la reja. No obstante, cuando reaccionó decidida en que no iba a saltar la reja y que era mejor idea buscar en el resto de la gran área a la que tenía acceso, se dio cuenta de que estaba en el otro lado de aquella valla que juro no saltar.

Sus fuerzas de aventurera o la estupidez adolescente la lleva a saltar la reja por mero impulso, sin darse cuenta ni reflexionar en sus propios actos, como si no fuera ella misma, como si algo la controlará en ese momento.
Amelia, al ver esto y pensar un poco en lo que había hecho inconscientemente, se limitó únicamente a decir:
Bueno, ya que.

Así que ahora con un nuevo rumbo y sección que explorar, además de usar aquel impulso inconsciente como excusa. Amelia se adentró más haya de lo que se era permitido, notando un gran cambio en el bosque, con un ambiente aún más hermoso y mágico en el lugar, pero a pesar de tomar buenas fotografías allí, ninguna era la fotografía perfecta de ese día.

No fue entonces hasta que sintió una extraña presencia observándola entre los arbustos, Amelia se asustó por aquel ser que la veía oculto llenándola de pavor creyendo que sería algún oso o peor, pero este miedo, tan rápido como llego, desapareció luego de oír un pequeño chillido familiar provenir de su misterioso acosador.

Aquel pequeño y débil sonido que era acompañado por un suave respirar era como un “coui coui”, algo peculiar, pero reconocible para esta chica.
Aquel sonido ya lo había escuchado antes y sabía perfectamente que era, pero el que algo como esto estuviera en aquel sitio era extraño debido a que este sitio no era hogar para un conejo.

Fue entonces que Amelia se acercó a los arbustos para ver al pequeño, peludo y de largas orejas acosador, pero cuando revolvió el follaje, el animal salió corriendo y huyo de la joven, siendo apenas divisado por esta.

En cualquier otra situación, la chica lo ignoraría y lo tomaría como una anécdota curiosa, pero, esta vez, tenía que saber que era, debido a que a pesar de ver por pocos segundos a la criatura, noto algo que le era anormal en él sobre su cabeza y que si era lo que ella creía, haría a aquel conejo especial. Así que no tardo en perseguirlo siguiéndolo de cerca pero sin verlo adecuadamente.

Siguió rápidamente a aquel escurridizo animal sin dejarle perder el rastro pero sin poder observar su extraña cabeza.
Así continuo esta inusual persecución que fue detenida abruptamente por la caída de la joven chica al tropezar con las raíces de unos árboles, ocasionando que perdiera el rastro.

Amelia cansada, devastada, adolorida y frustrada por perder a su misterioso conejo, se sentó en una roca cercana para pensar en lo sucedido, tomando la decisión de volver a su casa sin llevarse la foto perfecta.

Resignándose a irse y ya habiendo guardado todo su equipo menos su cámara a punto de dar por concluida su travesía por el bosque, fue detenida y paralizada de la emoción tras escuchar aquel “coui coui” que escucho a tan solo unos segundos.
¡Es él!— Dijo Amelia con notable alegría en su rostro.

Rápidamente, nuestra protagonista se dirigió con cautela en dirección a la procedencia de aquellos chillidos, adentrándose lentamente en unos arbustos, desde estos lo vio.
Amelia vio con perfecta claridad a su acosador de orejas largas y cola esponjosa junto a un pequeño arroyo, bebiendo agua. Era una escena hermosa, pero lo hacía aún más bello era que un par de grandes, magníficas y hermosas astas como las de un ciervo se alzaban con grandeza sobre su cabeza; astas que poseían varios tallados, quizás grabados que no se parecían en nada a algo que no se hayan visto fuera de los cuentos de fantasía, tallados que a pesar de parecer ser hechos por alguien se notaba y se tenía la extraña certeza de que eran tan naturales como aquellas astas.

Amelia con incredulidad, pero con gran admiración sobre tal criatura que saciaba su sed después de aquella persecución, solo pudo alzar su cámara y tomar una fotografía. Sin darse cuenta, el majestuoso animal había sido captado y la magia que desprendía fue capturada con una fotografía por una joven y torpe muchacha.
De pronto la cámara imprime la fotografía revelando lo mismo que nuestra jovencita presenciaba y admiraba.
Amelia tomó la fotografía y la mira por unos segundos, cuando decidió levantar la mirada y volver a ver a ese ser de cuentos, dijo para sí misma:
La mejor foto que tome.

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License