El Fin Del Mundo

[¡EL FIN DEL MUNDO!]

Puntuación: +1+x

Autor/a: Lluzyferr NaleanyLluzyferr Naleany

Tras un día agitado, la joven Azazel decidió dormir. Pasaron horas nocturnas como segundos y en eso, una alarma desde su computadora sonó. Leyó el mensaje y dio un grito de pánico.

Minutos más tarde, la doctora de nivel uno Raconblaky corría en pánico desde su habitación hasta la cafetería donde su equipo se encontraba. Esquivó y chocó con varias personas y objetos en su maratón de terror. Muchos la veían con rareza y otros se mofaban de ella. Evidentemente eso decía mucho de su tiempo y puesto en La Organización.

El doctor Hector Rottenfield, estrecho amigo y casi mentor de la muchacha, la miró preocupado, quizás era algún brote psicótico por la presión del trabajo y lo que se sacrificaba de cordura. Se apuró en alcanzarla, pero su edad y desgaste no le permitían ir muy rápido. Azazel se destacaba en incidentes de contención o ataques ajenos por su rapidez inigualable al escapar de cosas peligrosas. También ganándose el apodo de "Bambi".
- ¡¡Azazel, espérame!!
Gritó Rottenfield. Sin embargo, la lejanía y el ruido cotidiano de la zona opacó completamente su voz.

Azazel había descubierto algo terrible, horrible, un horror que acabaría con el planeta ¡debía evitarlo!
Era un mensaje en su computadora que avisaba de un objeto extraterrestre que barrería al vació toda la vida en la Tierra en unos días. No sabía si era un asteroide, una nave espacial, un monstruo cósmico plagado de bocas y tentáculos, un agujero negro, una estrella o un planeta que se acercaba a aterradora velocidad.
No tenía mucha idea de cómo reportar una anomalía y sentía que sus compañeros avisarían de mejor forma la situación y su nivel de emergencia.

Llegó agitada a la entrada de la cafetería 428, llamando la atención de más que su equipo de investigación. Gritó los nombres de sus compañeros mientras se acercaba apurada a ellos.
- ¡¡Kat, Tiffany, Emily, John, equipo, hay una anomalía que va a causar el fin del mundo!!

- ¿Otra vez? Ya van seis esta semana.
Acotó Winterford gracioso.
- Es cierto. Parece que hacen fila.
Río Gulliver siguiendo a Winterford.
- ¡Quiero un Apocalipsis de consoladores vivos!
Exclamó sarcástica la doctora Rozchel.

Todos rieron excepto Azazel. La cual estaba muy pero muy preocupada y asustada.
- ¿Acaso no les preocupa? ¡Todos vamos a morir! - Protestó ella agitando el mecánico cuerpo de la doctora Kat McRubber al ver la indiferencia e incluso mofa de su terror.

- ¡Azazel ya relájate! Me vas a soltar algún cable.
- Perdón, Kat. Es que esto es muy importante y aterrador.
Aclaró intentando disculparse. Calmarse ya le era difícil. Pero intentaba.
- Azi, literalmente cada día estamos al filo de la muerte. Nosotros, el mundo y quizás el propio universo. No te preocupes. Si morimos todos, quizás ni nos demos cuenta. - Explicó McRubber invitándola a sentarse. - Tomate un café, quizás hasta un jugo de naranja. Lo que desees. Pero relájate y entiende que, si bien todos moriremos en algún momento aleatorio, lo haremos juntos.
Dijo la robot finalmente. Azazel la miró apenada. Se sentía estúpida, ingenua y sus derivados.
- N-no sé cómo soportan esto. Es… es mucho. O quizás yo soy la que no está hecha para este trabajo.

McRubber le dio una pequeña pero amable sonrisa.
- ¡Azazel, por favor! No eres estúpida o ingenua o esas cosas. Nadie está hecho para esto a la primera. Nadie entró sabiendo que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina o que todos moriremos en todo momento por lo que sea.
Exclamó Rozchel parándose y dirigiéndose a ella.

- Es cierto ¿Cómo crees que reaccioné a la existencia de An.IC-3_001.N? Literalmente entré en pánico. Te hubieras reído mucho viéndome correr en círculos al ver que esa cosa existía.
Contó Winterford posterior a un sorbo de café.

- ¿Ves? nadie viene sabiendo todo lo que sucede en esta base y en todas las del mundo. Podrás llamarnos locos, infortunados u otros adjetivos. Pero quiero que entiendas, que tanto tu como nosotros, aún seguimos aprendiendo. ¡Vamos Azi, disfruta de tu vida al máximo! No sabes cuando será el fin.
Explicó Kat dándole suaves golpecitos en la espalda.

- Maldita sea, hay que brindar por esta cosa. - Exclamó Rozchel alzando su taza de café. Gulliver la Siguió, Winterford igual y Kat no se quedó atrás.
Azazel miró su cajita de leche con chocolate que le dio Kat en la noche de ayer y sonrió a todos.

- ¡Por otro día vivos!
Dijeron todo el equipo al unísono mientras chocaban los vasos unos con otros.

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License